XXVIII Jornadas
Alcázar de San Juan

HASTA SIEMPRE CINE CRISFEL

El final del siglo ha supuesto el final del Cine Crisfel. Ya no hay solución la vida es así, unas cosas se acaban, otras comienzan…

carretero crisfelEl final del siglo ha supuesto el final del Cine Crisfel. Ya no hay solución la vida es así, unas cosas se acaban, otras comienzan. En mi vida el cine ha sido, y seguirá siendo algo muy importante, desde que se cerró el Crisfel aún no he ido a una sala. Creo que nunca he estado tanto tiempo sin ir al cine. Mi vida ha transcurrido ligada al cine, al cine Crisfel, como también lo estuvo al cine Alcázar y al cine Cenjor, sin olvidar los Mara, Delicias o Cervantes. He vivido con el cine la época de mi niñez en la que era obligatorio ir al cine los domingos por la tarde a la primera, como íbamos a misa o a los futbolines. Aún recuerdo aquellas colas interminables y la espera a que abrieran las puertas y como compartíamos a veces butaca o la subida atropellada de las escaleras para coger buen sitio en principal o en pipi. De aquella época eran las películas de Marisol y de Joselito, eran los años 60, años de aquellas inolvidables películas: El mundo está loco, loco, loco, Lawrence de Arabia, El viaje al centro de la tierra o el puente sobre el río Quai. Todavía recuerdo el día en el que cuando salí del cine iba de la mano de otro hombre que no era mi padre y es que se formaban tales apreturas que ocurrían fácilmente estas cosas.
Luego en el transcurrir de los años ya nos interesaban otras películas y los domingos por la mañana pasábamos por la Castelar a mirar la pequeña cartelera que colocaba Acción Católica con la películas que ponían y la calificación moral que tenía cada una. Estábamos en la edad de que nos dejaban y que no nos dejaban, claro que siempre había algunos que parecían mayores y las veían todas. Las películas que sí veíamos todos eran las del Santo el enmascarado de plata, o las de toreros, o las de vaqueros y las de romanos, a mí especialmente me gustaba la de Ursus. Estas películas las recuerdo de haberlas visto, muchas de ellas, en la terraza del cine Crisfel, al igual que en el momento de más intriga de la película se oía una botella de zarza rodar de arriba abajo por principal. Y, por supuesto de las lagartijas juguetonas que se veían las películas en primera fila.
En la época de los años 70 el ir al cine era cosa de los sábados por la noche. Ya éramos mayores. También fueron buenos años para el cine. Recuerdo las películas musicales como Cabaret y el violinista sobre el Tejado, las de Woody Allen y las películas de Saura que nos daban mucho que pensar y discurrir los simbolismos, que compartían cartelera con las de Pajares y Esteso, y la inolvidable Furtivos, junto con los western de Jhon Wayne o el Baile de los vampiros. Pero sobre todo el estreno de El Gran Dictador, la primera película que recuerdo aplaudimos al final.
En esta época, ya al final de los 70 era la época en la que nos acercábamos a Madrid a ver aquellas películas que nunca llegaban a Alcázar: El imperio de los Sentidos, las de Bergman, Ser o no Ser,…
En los años 80 antes de la época difícil para el cine con la aparición del video, recuerdo películas entrañables, como Excalibur, En busca del Arca perdida, Ghandi, La Guerra de la Galaxias o las españolas de Almodóvar, la de los Santos Inocentes o la divertidísima La Corte del Faraón. Pero enseguida aparecieron video-clubs por todas las calles y el hecho de ir al cine era una aventura: no sabías si podrías ver la película, además de la tristeza que suponía estar cuatro personas en la sala. Incluso algunas veces los trabajadores del cine nos llegaron a decir que estábamos solos, Juliana y yo, entendiendo que debíamos dejar el cine para otro día. En esta época se cerraron los cines Alcázar y Cenjor. El cine Crisfel aguantó unos durísimos años.
Durante esta época tuvo lugar en el cine Crisfel la Semana del Cine Español, iniciativa de la Diputación Provincial que desgraciadamente se dejó.
Por fortuna en los 90 se produjo la recuperación del cine, avalado por la gran industria de la publicidad. Jamás creí que iba a tener que volverme del cine por no haber entradas y por fortuna ha vuelto a suceder.
Me ocurrió en alguna de las películas de Swarzeneger, no recuerdo cual, y lo que fue un acontecimiento insólito ocurrió con Titanic, nunca había estado tanto tiempo una película en cartel.
Ha sido un privilegio haber vivido los aconteceres en los últimos 40 años del cine en Alcázar y del cine Crisfel en particular.
Durante estos últimos años del siglo hemos sido partícipes de un hecho que para muchas personas y para mi tiene especial importancia y ha sido la organización de las Jornadas de Cine Solidario, que han contado con la total disposición del propietario del Cine y con la colaboración de las Organización No Gubernamentales del Alcázar de San Juan, han sido cinco ediciones, desde el año 1996 hasta el 2000, en la que hemos visto películas extraordinarias llenando prácticamente el cine en todas las sesiones. La utilización del cine completamente gratis ha hecho posible la financiación de proyectos de desarrollo en el tercer mundo por un valor de cerca de 6 millones de pesetas. Además películas como La estrategia del caracol, un lugar en el mundo, Vivir, Los baúles del retorno, Before the rain, Flores de otro mundo, Oriente es Oriente, Hoy empieza todo, …nos han acercado otras realidades y nos han hecho de pensar.
Por último hemos tenido la suerte de asistir, no la gente que hubieramos deseado, a unas películas extraordinarias en el ciclo de Cine y Derechos Humanos en el que vimos películas como La Espalda del Mundo o el Bola, recientemente premiada con varios Goya, entre ellos el de mejor película. Y también quiero detenerme en las dos últimas películas que se proyectaron en el Cine Crisfel y que acabaron el día 30 de diciembre del año 2000. Las películas estaban catalogadas con cinco estrellas por los críticos. Una era Souht Park, una película de dibujos animados que representa un claro alegato contra la intolerancia y a favor de la libertad. Y la otra era Dancer in the Dark (Bailar en la oscuridad) una película premio en el Festival de Berlín y una de las mejores del año, un película repleta de valores solidarios y artísticos.
Hasta siempre cine Crisfel. ¡Viva el cine!.

 

 

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